lunes, 28 de enero de 2013
Capitulo 23
Era 1 de enero del 2011 y coki comenzaba a despertar… había descansado tanto. Lo necesitaba. Esa noche debía brindar otro show. Cantaría en otra pequeña ciudad de Córdoba.
Paso su día con amigos, a quienes hacia tanto que no veía. Le resultaba difícil hacerse tiempos para repartirse entre la gente que ella tanto quería, pero hacia todo lo posible. Fue una excelente tarde, recordando momentos vividos con sus amigos, quienes la habían acompañado en tantos momentos, tantas cosas para recordar, momentos hermosos.
El show de la noche fue un éxito. No se podía esperar otra cosa de esta nueva artista, nueva para el público nacional e internacional, quien tenía un inmenso talento y una capacidad para comprar al público de todas las edades.
Al día siguiente coki debía viajar a BsAs. Algunos se preguntaban para qué. Si ella el lunes debía estar cantando en Mar del Plata junto a su amiga Valeria Lynch. Pero sólo ella tenía la respuesta. Se volvería a encontrar con él. Quien había viajado a BsAs para buscar a sus hijos más pequeños.
Coki llego a bsas y se encontró con el. Pasaron la tarde juntos.
Ya de noche, Marcelo le pregunto que harían…
Cr: vamos a cocinar!
Mt: vamos?
Cr: sí, te voy a enseñar.
Mt: ja, hay algo mas para que me enseñes?ja
Cr: jaja sí, mucho!
Mt: bueno, que vamos a cocinar?
Cr: vamos a hacer pastas caseras.
Mt: mmm buenísimo!
Fueron a la cocina, prepararon todo para comenzar a trabajar en los ñoquis que Marcelo aprendería a hacer.
Coki se había recogido el pelo en un rodete, de modo que no se lo ensuciara.
Coki comenzó con la harina, mientras que Marcelo le pasaba los elementos que ella le pedía.
Cr: no vas a hacer nada mas vos?
Mt: pero, y que hago?
Cr: veni a amasar!!
Mt: ah, bueno bueno, no se em enoje jajaja
Cr: ja, no me enojo, siempre y cuando me ayudes.
Y así, ambos se pusieron a trabar en esa masa. No se daban cuenta que habían pasado largos minutos en ello, sus charlas eran interminables que los hacía perder noción del tiempo y de lo que los rodeaba.
Coki, quien no paraba de hacer bromas, paso su mano, sucia con la harina, para llenar la cara de Marcelo con ella.
Éste, cerró los ojos hasta que coki terminar de embardunar su rostro con harina, para luego devolvérsela de la misma manera o pero aún. Lejos de enojarse, ambos disfrutaron de ese momento, de ese juego. Parecían dos niños jugando. El juego siguió y ambos terminaron llenos, de arriba abajo, con harina. Una vez que se soltaron, trataron de recuperar el aliento. No paraban de reírse. Cuando se calmaron, se miraron mutuamente y volvieron a soltar una carcajada. No podían creer lo que habían hecho. Tener 30 y 50 años y jugar como dos adolescentes enamorados. Eso era lo que los mantenía mas enamorados y vivos. Ese espíritu. Ese loco amor. Se miraron un segundo, y coki se acerco a él. Le paso una mano por la cara, tratando de despejar su rostro de la harina. Le limpio la cara mientras Marcelo la tomaba por la cintura. Coki lo agarro por los cachetes, y los apretaba de tal manera que Marcelo quedaba haciendo trompita. Como le gustaba eso a coki. Le fascinaba provocarlo. Llegar al límite y no avanzar, tenerlo ahí y no besarlo. Provocarlo era su profesión. Sabía perfectamente cómo manejarse, como lo manejaba. Marcelo no paraba de mirarle la boca. Era característico en él. Siempre miraba esa boca, que era su debilidad, que tantas cosas le hacía sentir. Coki siguió jugando con los cachetes de él… hasta que se acerco un poco más y le dio un beso. Un beso tierno. Y cuando parecía que la pasión se volvía a apoderar de ellos, cuando parecía que ese reencuentro seria un reencuentro como todos los otros, que terminaría en una noche de puro amor, coki se separo de él. Se rio al verlo. Sabia como lo estaba provocando. Le dio un pequeño beso en la comisura y se aparto. Marcelo se había quedado boquiabierto. Sabía que coki disfrutaba de ello. Y le encantaba. Le encantaba que ella jugara con eso.
Luego de pasadas unas cortas horas, ya estaban bañados.. Se habían sacado toda la mugre luego de cocinar y de haber acomodado la cocina.
Se sentaron a comer. Fue una cena con tanta felicidad rondando por la mesa. Estaban felices de estar juntos.
Una vez terminada la cena, coki fue a lavar los platos mientras Marcelo se acomodaba en un sillón y prendía el televisor.
Pasados unos 10 min, coki fue al living donde se encontraba Marcelo, quien le extendió el brazo haciendo que fuera hacia él. Coki se acercó, y se sentó con él en el sillón abrazándolo. Los dos acurrucados en un sillón, se acomodaron aún más para estar cómodos y miraron la televisión.
Estaban abrazados, él la envolvía con sus brazos llevándola contra su pecho, mientras que ella acariciaba los brazos que tanto la sostenían. Se quedaron largas horas así, entre charlas, mientras miraban una película. Coki, quien ya empezaba a sentir como le bajaba el sueño, se acurruco aún mas entre sus brazos y sumergirse en el aroma emanado por el cuerpo de Marcelo, colocando su cabeza en su cuello. Al inhalar ese aroma, coki respiro hondo. Queriendo guardar en su memoria nuevamente ese olor. Le encantaba olerlo. Siempre olía espectacularmente bien. Se alejó apenas unos centímetros para besarle el cuello. Eso era algo que a Marcelo lo volvía loco. Le encantaba esa coki tan cariñosa.
Marcelo se hizo un poquito para atrás para poder mirarla. Se miraron. Coki estaba con una cara de sueño. Casi dormida. Estaba cansada.
Marcelo la miro con tanto amor. Amaba a esa mujer que tenia con él. Con una mano le corrió el pelo de la cara, para luego besarla en el ojo, que ya se cerraba. Coki, con los ojos cerrados, sonrió… abrió los ojos para mirarlo y sólo pudo decirle “te quiero” para luego darle un beso en la mejilla mientras hundía su cabeza en el cuello de Marcelo, y así dormirse en él. Marcelo la abrazo fuerte, sosteniéndola, protegiéndola de todo. Y apoyo su cabeza contra la de ella. Le encantaba verla dormir, la miraba con embeleso. Le fascinaba verla dormir a su lado. Y así fue como esbozó una sonrisa, signo de la felicidad que sentía en ese momento, y cerró los ojos él también para, acto seguido, quedarse dormido.
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